Un camino hacia la iluminación...
Para todos los que siguen las enseñanzas de Un Curso de Milagros me gustaría compartir con ustedes este fragmento del libro BUDA AZUL. Su sabiduría acompaña maravillosamente la filosofía de Un Curso de Milagros. Sus enseñanzas nos invitan a alcanzar la iluminación, desarticulando las maniobras del Ego que se presentan bajo las distintas formas de Miedo.
La iluminación es el estado NATURAL de la MENTE PURA
El Espíritu ya está iluminado (UCDM)
La leyenda describe a Siddhartha sentado bajo su árbol, atento para lograr la Iluminación a través de la profunda meditación. Su tremendo esfuerzo pronto llamó la atención de Mara. Mara es la personificación en Budismo de todo lo mundano, todo ya sea dentro o fuera de nosotros mismos, lo cual nos ata a la rueda de la existencia condicionada. Su nombre literalmente quiere decir muerte. Lo que menos quería Mara era que alguien escapara de su reino logrando la Iluminación, por lo que lanzó un gran ataque sobre la figura que meditaba. Mandó ejércitos poderosos contra el Buda, enviándole un diluvio de piedras y armas. Continuó meditando tranquilamente y todas las rocas, lanzas, y flechas, tan pronto tocaban el aura de pacífica concentración formada alrededor de él, sólo se convertían en flores que llovían hacia sus pies. Habiendo fallado para hacerle cambiar por la fuerza, Mara envió a sus hijas para que trataran de seducirlo. Pero el Buda ni siquiera las miró. Simplemente continuó su búsqueda interior hacia la libertad.
Después de que estos crudos ataques habían fallado, Mara intentó con un truco. Se dirigió al Buda y le dijo “Estás sentado en el asiento en el cual todos los Budas pasados han alcanzado la Iluminación. ¿Con qué derecho te sientas tú en ese lugar?” La leyenda dice que todos los Budas logran la Iluminación en el mismo sitio, el vajrasana (el asiento del diamante), el cuál es el primer punto en solidificarse fuera del torbellino en el comienzo de la evolución universal, y será el último punto en disolverse y desaparecer al final. En términos de nuestra discusión actual, es como si Mara hubiera dicho “Te has sentado en el mismo centro del mándala. ¿Quién eres tú para atreverte a sentar ahí?” El vajrasana es, probablemente, una pequeña analogía al Asiento Peligroso en la leyenda de Arturo – sólo alguien de absoluta pureza puede reclamarlo como propio sin caer en desventura.
El Buda contestó “he practicado generosidad, disciplina ética, y otras prácticas espirituales durante eones, por tanto he ganado el derecho de sentarme aquí”. Pero Mara fingió no estar satisfecho. Le dijo al Buda “¿Tú puedes decir eso, pero quién es tu testigo?” Si los esfuerzos de los ejércitos de Mara y sus hijas representan las últimas olas de odio y avaricia obrando consigo mismo en la mente del Buda, entonces este incidente sugiere una última y sutil duda propia. Tal vez el Buda mismo apenas podía creer lo que estaba a punto de alcanzar. ¿Por qué él, de entre todos los hombres y las mujeres?