La Hermandad de las Flores

A todos los corazones que laten en unidad perfecta con la creación infinita...
Para todas las Mujeres de Milagros que nos unimos en una Hermandad de sabiduría para despertar a la Mente Pura a través de la inteligencia innata del corazón!
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El jardín encantado

El jardín encantado
Este es un espacio para difundir los principios espirituales y filosoficos de Edwuard Bach y de Un Curso de Milagros. También por este medio es mi intención compartir la nueva medicina que despierta a la Mente Pura en el espacio sagrado de tu corazón:Milagros El Sendero de la Belleza.

miércoles, 27 de octubre de 2010

El plan de Perdón

El plan de perdón del Espíritu Santo
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La Expiación es para todos... porque es la forma de desvanecer la creencia de que algo pueda ser únicamente para ti. Perdonar es pasar por alto. Mira, entonces, más allá del error, y no dejes que tu percepción se fije en él, pues, de lo contrario, creerás lo que tu percepción te muestre. Acepta como verdadero sólo lo que tu hermano es, si quieres conocerte a ti mismo. Percibe lo que él no es, y no podrás saber lo que eres porque lo estarás viendo falsamente. Recuerda siempre que tu Identidad es una Identidad compartida, y que en eso reside Su realidad.

Tienes un papel que desempeñar en la Expiación, pero el plan de la Expiación en sí está más allá de ti. No sabes cómo pasar por alto los errores, pues, de lo contrario, no los cometerías. Creer que no los cometes, o que los puedes corregir sin un Guía cuyo propósito es corregirlos, no sería más que otro error. Y si no sigues a ese Guía, tus errores no podrán ser corregidos. El plan no lo elaboraste tú debido a las limitadas ideas que tienes acerca de lo que eres. De esta sensación de limitación es de donde emanan todos los errores. La forma de deshacerlos, por lo tanto, no procede de ti, sino que es para ti.

La Expiación es una lección acerca de cómo compartir, que se te da porque te has olvidado de cómo hacerlo. El Espíritu Santo simplemente te recuerda el uso natural de tus capacidades. Al reinterpretar la capacidad de atacar como la capacidad de compartir, Él transforma lo que tú inventaste en lo que Dios creó. Si quieres alcanzar esto por medio de Él, no puedes contemplar tus capacidades a través de los ojos del ego, o las juzgarás como él lo hace. El daño que puedan ocasionar reside en el juicio del ego. El beneficio que puedan aportar reside en el juicio del Espíritu Santo.

El ego tiene también un plan de perdón porque estás pidiendo uno, aunque no al maestro adecuado. El plan del ego, por supuesto, no tiene sentido y nunca será viable. Al seguir su plan te pondrás simplemente en una situación imposible, que es adonde el ego siempre te conduce. El plan del ego consiste en que primero veas el error claramente, y en que luego lo pases por alto. Mas ¿cómo ibas a poder pasar por alto aquello a lo que has otorgado realidad? Al verlo claramente, le has otorgado realidad y no lo puedes pasar por alto. En este punto es donde el ego se ve forzado a recurrir a misterios, insistiendo en que para salvarte tienes que aceptar lo que no tiene sentido. Son muchos los que han tratado de hacer esto en mi nombre, olvidándose de que mis palabras tienen perfecto sentido porque proceden de Dios. Son tan sensatas ahora como lo fueron siempre porque expresan ideas que son eternas.

El perdón que se aprende de mí no se vale del miedo para deshacer el miedo. Ni tampoco otorga realidad a lo que es irreal para más tarde destruirlo. Perdonar a través del Espíritu Santo consiste simplemente en mirar más allá del error desde un principio, haciendo que, de esta manera, nunca sea real para ti. No dejes que ninguna creencia que afirme que el error es real se infiltre en tu mente, o creerás también que para poder ser perdonado tienes que deshacer lo que tú mismo has hecho. Lo que no tiene efectos no existe, y para el Espíritu Santo los efectos del error son inexistentes. Mediante la cancelación progresiva y sistemática de los efectos de todos los errores, en todas partes y con respecto a todo, el Espíritu Santo enseña que el ego no existe y lo demuestra.

Sigue, pues, las enseñanzas de perdón del Espíritu Santo porque el perdón es Su función y Él sabe como llevarla a cabo perfectamente. Eso es lo que quise decir cuando dije que los milagros son naturales, y que cuando no ocurren es que algo anda mal. Los milagros son simplemente la señal de que estás dispuesto a seguir el plan de salvación del Espíritu Santo, y de que reconoces que no sabes lo que dicho plan es. La función que a Él le corresponde llevar a cabo no es la que te corresponde a ti, y a menos que aceptes esto no podrás saber cuál es tu función.

La confusión de funciones es una característica tan típica del ego que a estas alturas ya deberías estar familiarizado con ella. El ego cree que es él quien debe llevar a cabo todas las funciones, si bien no tiene la menor idea de lo que éstas son. Esto es algo más que una simple confusión. Es una combinación especialmente peligrosa de grandiosidad y confusión que predispone al ego a atacar a cualquier persona o a cualquier cosa sin ningún motivo aparente. Esto es exactamente lo que el ego hace. Sus reacciones son imprevisibles porque no tiene idea de lo que percibe.

Si no tienes idea de lo que está ocurriendo, ¿cómo puedes esperar reaccionar debidamente? Podrías preguntarte, independientemente de cómo expliques la reacción, si el carácter imprevisible del ego justifica que le des un puesto de confianza como guía tuyo. Déjame repetir que las cualificaciones del ego como guía son notoriamente deficientes y que elegirle como tu maestro de salvación es una pésima elección. Él que elige un guía completamente demente no puede por menos que ser completamente demente él mismo. No es cierto tampoco que no te des cuenta de que este guía es demente. Te das cuenta de ello porque yo me doy cuenta, y tú lo juzgas siguiendo el mismo criterio que sigo yo.

El ego vive literalmente de tiempo prestado, y sus días están contados. No tengas miedo del Juicio Final, sino que, por el contrario, dale la bienvenida sin más demora, pues el tiempo de que el ego dispone lo "toma prestado" de tu eternidad. Éste es el Segundo Advenimiento, el cual se concibió para ti de la misma manera en que el Primero fue creado. El Segundo Advenimiento es simplemente el retorno de la cordura. ¿Cómo iba a ser esto temible?
¿Qué podría ser temible sino las fantasías? ¿Y quién recurre a fantasías a menos que haya perdido toda esperanza de poder encontrar satisfacción en la realidad? Es indudable, no obstante, que jamás encontrarás satisfacción en fantasías, de manera que tu única esperanza es cambiar de parecer con respecto a la realidad. Únicamente si tu decisión de que la realidad es temible es errónea, puede Dios estar en lo cierto. Y yo te aseguro que Dios está en lo cierto. Alégrate, pues, de haber estado equivocado, mas ello sólo se debió a que no sabías quién eras. De haberlo sabido no te habrías podido equivocar, de la misma manera en que Dios no puede equivocarse.

Lo imposible sólo puede tener lugar en fantasías. Cuando buscas la realidad en fantasías no la puedes encontrar. Los símbolos de las fantasías pertenecen al ámbito del ego, y de éstos puedes encontrar una infinidad. Mas no busques significado en ellos. Están tan desprovistos de significado como las fantasías en las que van entretejidos. Los cuentos de hadas pueden ser placenteros o atemorizantes, pero nadie cree que sean verdad. Tal vez los niños crean en ellos, y así, por algún tiempo, son verdad para ellos. Mas cuando la realidad alborea, las fantasías desaparecen. En el ínterin, no obstante, la realidad no había desaparecido. El Segundo Advenimiento es la conciencia de la realidad, no su retorno.

Criatura de Dios, ¡mira! la realidad está aquí. Te pertenece a ti, a mí y a Dios, y nos satisface completamente a todos. Ser consciente de esto es lo único que sana porque es la conciencia de la verdad. 

Fuente: Un Curso de Milagros

Un Curso de Milagros y la enfermedad

El fin de la enfermedad PDF Imprimir Correo electrónico
Toda magia es un intento de reconciliar lo irreconciliable... Toda religión es el reconocimiento de que lo irreconciliable no puede ser reconciliado. La enfermedad y la perfección son irreconciliables. Si Dios te creó perfecto, eres perfecto. Si crees que puedes estar enfermo, has antepuesto otros dioses a Él. Dios no está en guerra con el dios de la enfermedad que inventaste, pero tú si. Este dios es el símbolo de tu decisión de oponerte a Dios, y tienes miedo de él porque no se le puede reconciliar con la Voluntad de Dios. Si lo atacas, harás que sea real para ti. Pero si te niegas a adorarlo, sea cual sea la forma en que se presente ante ti, o el lugar donde creas verlo, desaparecerá en la nada de donde provino.

La realidad sólo puede alborear en una mente despejada. La realidad está siempre ahí, ante ti, lista para ser aceptada, pero para aceptarla tienes que primero estar dispuesto a tenerla. Conocer la realidad requiere que uno esté dispuesto a juzgar la irrealidad tal como es. Pasar por alto lo que no es nada es simplemente juzgarlo acertadamente, y mediante tu capacidad para evaluarlo correctamente, permitir que desaparezca. El conocimiento no puede alborear en una mente llena de ilusiones porque la verdad y las ilusiones son irreconciliables. La verdad es integra y no puede ser conocida sólo por una parte de la mente.

No se puede percibir a la Filiación como parcialmente enferma porque percibirla de esa manera es no percibirla en absoluto. Si la Filiación es una, es una desde cualquier punto de vista. La unidad no puede ser dividida. Si percibes otros dioses significa que tu mente está dividida, y no podrás limitar dicha división porque ello es señal de que has separado parte de tu mente de la Voluntad de Dios. Ésto quiere decir que tu mente no tiene ningún control. No tener control significa que se ha perdido la razón, y en ese caso la mente se vuelve irracional. Al definir erróneamente ala mente, la percibes como que funciona erróneamente.

Las leyes de Dios mantendrán a tu mente en paz porque la paz es Su Voluntad, y Sus leyes se promulgaron para apoyarla. Sus leyes son las leyes de la libertad, mas las tuyas son las leyes del cautiverio. Puesto que la libertad y el cautiverio son irreconciliables, sus respectivas leyes no se pueden entender simultáneamente. Las leyes de Dios operan exclusivamente para tu bien, y no hay más leyes que las Suyas. Lo demás no está regido por ninguna ley, y es, por lo tanto, caótico. Dios Mismo, no obstante, ha protegido todo lo que Él creó mediante Sus leyes. No existe nada que no esté regido por ellas. "Las leyes del caos" es una expresión que no tiene sentido. La creación acata sus leyes perfectamente; y lo caótico carece de significado porque Dios no forma parte de ello. Le has "dado" tu paz a los Dioses que inventaste, pero ellos no pueden aceptarla, pues no están ahí, y tú no puedes dársela.

No eres libre de renunciar a la libertad, sino sólo de negarla. No puedes hacer lo que Dios no dispuso porque lo que Él no dispuso no puede tener lugar. Tus  dioses no son los causantes del caos; tú les adjudicas el caos y luego lo aceptas de ellos. Nada de esto ha tenido lugar jamás. Nada, excepto las leyes de Dios, ha existido jamás; y nada, excepto Su Voluntad, existirá jamás. Fuiste creado mediante Sus leyes y por Su Voluntad, y el modo en que fuiste creado te estableció como creador. Lo que has inventado es tan indigno de ti que lo repudiarías sólo con que estuvieses dispuesto a verlo tal como es. En ese caso no verías nada en absoluto. Y tu visión automáticamente se dirigiría más allá de ello hacia lo que se encuentra en ti y a tu alrededor. La realidad no puede salvar las obstrucciones que pones ante ella, mas te envolverá completamente cuando las abandones.

Una vez que se ha experimentado la protección de Dios, inventar ídolos se vuelve inconcebible. En la Mente de Dios no hay imágenes extrañas, y lo que no está en Su Mente no puede estar en la tuya, porque tú tienes una sola mente y esa mente le pertenece a Él. Es tuya precisamente porque le pertenece a Él, ya que para Él ser propietario de algo es compartirlo. Y si esto es así para Él, también lo es para ti. Sus definiciones son Sus leyes, pues mediante ellas estableció el universo tal como éste es. Los falsos Dioses que tratas de interponer entre tu realidad y tú no afectan a la verdad en absoluto. Tuya es la paz porque Dios te creó. Y Él no creó nada más.

Un milagro es el acto de un Hijo de Dios que ha abandonado a todos los dioses falsos y exhorta a sus hermanos a que hagan lo mismo. Es un acto de fe porque es el reconocimiento de que su hermano puede hacerlo también. Es un llamamiento al Espíritu Santo en su mente, que se refuerza mediante la unión. Puesto que el obrador de milagros ha oído la Voz de Dios, la refuerza en sus hermanos enfermos al debilitar su creencia en la enfermedad, que él no comparte. El poder de una mente puede irradiar hasta otra porque todas las lámparas de Dios fueron encendidas por la misma chispa, la cual está en todas partes y es eterna.

En muchos lo único que queda es la chispa, pues los Grandes Rayos están velados. Aun así, Dios ha mantenido viva la chispa de manera que los Rayos nunca puedan olvidarse completamente. Sólo con que veas la pequeña chispa podrás conocer la luz mayor, pues los Rayos están ahí aunque sin ser vistos. Al percibir la chispa sanas, mas al conocer la luz creas. En el proceso de retornar, no obstante, la pequeña chispa debe reconocer primero pues la separación fue el descenso desde la grandeza a la pequeñez. La chispa, no obstante, sigue siendo tan pura como la luz mayor porque es lo queda de la llamada de la creación. Deposita toda tu fe en ella y Dios Mismo te contestará. 

Fuente: Un curso de Milagros