La Hermandad de las Flores

A todos los corazones que laten en unidad perfecta con la creación infinita...
Para todas las Mujeres de Milagros que nos unimos en una Hermandad de sabiduría para despertar a la Mente Pura a través de la inteligencia innata del corazón!
Bienvenidas y bienvenidos!!!



El jardín encantado

El jardín encantado
Este es un espacio para difundir los principios espirituales y filosoficos de Edwuard Bach y de Un Curso de Milagros. También por este medio es mi intención compartir la nueva medicina que despierta a la Mente Pura en el espacio sagrado de tu corazón:Milagros El Sendero de la Belleza.

jueves, 28 de octubre de 2010

Encuentros vivenciales de Un Curso de Milagros

El sendero de los Milagros te recuerda que de tus heridas podrán germinar flores...este es el camino del los dones, el sendero del corazón...
La medicina o tecnología interior que puede lograr ésto se llama PERDÓN.
El puente que nos une al lenguaje secreto de la Creación se llama Plegaria,y es a través de la mísma que tenemos acceso a la zona de los milagros cuando abrimos nuestro corazón!!

"Vamos a esforzarnos en recoger flores de loto en el empantanado estanque de nuestra vida"



Tu tarea no es ir en busca del amor, sino simplemente buscar y encontrar todas las barreras dentro de ti... (T-16.IV.6)
Somos un grupo de sanidad interior que practican los principios fundantes de Un Curso de Milagros.
Creando la Paz: "Conoce está paz con tu mente,desea está paz con tu corazón,realiza está paz con tu cuerpo"
Integrate a nuestro círculo!!
Número de Contacto 4 543 6456 

Qué es el perdón?

¿Qué es el perdón? PDF Imprimir Correo electrónico
El perdón reconoce...
que lo que pensaste que tu hermano te había hecho en realidad nunca ocurrió. El perdón no perdona pecados, otorgándoles así realidad. Simplemente ve que no hubo pecado. Y desde este punto de vista todos tus pecados quedan perdonados. ¿Qué es el pecado sino una idea falsa acerca del Hijo de Dios? El perdón ve simplemente la falsedad de dicha idea y, por lo tanto, la descarta. Lo que entonces queda libre para ocupar su lugar es la Voluntad de Dios.

Un pensamiento que no perdona es aquel que emite un juicio que no pone en duda a pesar de que es falso. La mente se ha cerrado y no puede liberarse. Dicho pensamiento protege la proyección, apretando aún más sus cadenas de manera que las distorsiones resulten más sutiles y turbias, menos susceptibles de ser puestas en duda y más alejadas de la razón. ¿Qué puede interponerse entre una proyección fija y el objetivo que ésta ha elegido como su deseada meta?

Un pensamiento que no perdona hace muchas cosas. Persigue su objetivo frenéticamente, retorciendo y volcando todo aquello que cree que se interpone en su camino. Su propósito es distorsionar, lo cual es también el medio por el que procura alcanzar ese propósito. Se dedica con furia a arrasar la realidad, sin ningún miramiento por nada que parezca contradecir su punto de vista.

El perdón, en cambio, es tranquilo y sosegado, y no hace nada. No ofende ningún aspecto de la realidad ni busca tergiversarla para que adquiera apariencias que a él le gusten. Simplemente observa, espera y no juzga. El que no perdona se ve obligado a juzgar, pues tiene que justificar el no haber perdonado. Pero aquel que ha de perdonarse a sí mismo debe aprender a darle la bienvenida a la verdad exactamente como ésta es.

No hagas nada, pues, y deja que el perdón te muestre lo que debes hacer a través de Aquel que es tu Guía, tu Salvador y Protector, Quien, lleno de esperanza, está seguro de que finalmente triunfarás. Él ya te ha perdonado, pues ésa es la función que Dios le encomendó. Ahora tú debes compartir Su función y perdonar a aquel que Él ha salvado, cuya inocencia Él ve y a quien honra como el Hijo de Dios.
Fuente Un Curso de Milagros

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Fortaleza y Luz

Los milagros se ven en la luz, y la luz y la  fortaleza son una.                                                     PDF Imprimir Correo electrónico
 Lección 92

No asocias la luz con la fortaleza ni la obscuridad con la debilidad... Ello se debe a que tu idea de lo que significa ver está vinculada al cuerpo, a sus ojos y a su cerebro. De ahí que creas que puedes cambiar lo que ves poniendo trocitos de vidrio delante de tus ojos. esta es una de las muchas creencias mágicas que proceden de tu convicción de que eres un cuerpo y de que los ojos del cuerpo pueden ver.

Crees también que el cerebro puede pensar. Si comprendieses la naturaleza del pensamiento, no podrías por menos que reírte de esta idea tan descabellada Es como si creyeses que eres tú el que sostiene el fósforo que le da al sol toda su luz y todo su calor; o quien sujeta al mundo firmemente en sus manos hasta que decidas soltarlo. Esto, sin embargo, no es más disparatado que creer que los ojos del cuerpo pueden ver o que el cerebro puede pensar.

La fortaleza de Dios que mora en ti es la luz en la que ves, de la misma manera como es Su Mente con la que piensas. Su fortaleza niega tu debilidad. Y es ésta la que ve a través de los ojos del cuerpo, escudriñando la obscuridad para contemplar lo que es semejante a ella misma: los mezquinos y los débiles, los enfermizos y los moribundos; los necesitados, los desvalidos y los amedrentados; los afligidos y los pobres, los hambrientos y los melancólicos. Esto es lo que se ve a través de los ojos que no pueden ver ni bendecir.

La fortaleza pasa por alto todas estas cosas al mirar más allá de las apariencias. Mantiene su mirada fija en la luz que se encuentra más allá de ellas. Se une a la luz de la que forma parte. Se ve a sí misma. Te brinda la luz en la que tu Ser aparece. En la obscuridad percibes un ser que no existe. La fortaleza es lo que es verdad con respecto a ti, mas la debilidad es un ídolo al que se honra y se venera falsamente a fin de disipar la fortaleza y permitir que la obscuridad reine allí donde Dios dispuso que hubiese luz.

La fortaleza procede de la verdad, y brilla con la luz que su Fuente le ha otorgado; la debilidad refleja la obscuridad de su hacedor. Está enferma, y lo que ve es la enfermedad, que es como ella misma. La verdad es un salvador, y su voluntad es que todo el mundo goce de paz y felicidad. La verdad le da el caudal ilimitado de su fortaleza a todo aquel que la pide. reconoce que si a alguien le faltase algo, les faltaría a todos. y por eso imparte su luz, para que todos puedan ver y beneficiarse cual uno solo. Todos comparten su fortaleza, de manera que ésta pueda brindarles a todos el milagro en el que ellos se unirán en propósito, perdón y amor.

La debilidad, que mira desde la obscuridad, no puede ver propósito alguno en el perdón o en el amor. Ve todo lo demás como diferente de ella misma, y no ve nada en el mundo que quisiera compartir. juzga y condena, pero no ama. Permanece en la obscuridad para ocultarse fuerte y victoriosa, y sueña que es vencedora de limitaciones que no hacen sino crecer descomunalmente en la obscuridad.

La debilidad se teme, se ataca y se odia a sí misma, y la obscuridad cubre todo lo que ve, dejándole sus sueños que son tan temibles como ella misma. Ahí no encontrarás milagros sino odio. La debilidad se separa de lo que ve, mientras que la luz y la fortaleza se perciben a sí mismas cual una sola. La luz de la fortaleza no es la luz que tú ves. No cambia, ni titila hasta finalmente extinguirse. No cambia cuando la noche se convierte en día, ni se convierte en obscuridad hasta que se hace de día otra vez.

La luz de la fortaleza es constante, tan segura como el amor y eternamente feliz de darse a sí misma, ya que no puede sino darse a lo que es ella misma. Nadie que pida compartir su visión lo hace en vano, y nadie que entre en su morada puede partir sin un milagro ante sus ojos y sin que la fortaleza y la luz moren en su corazón.

La fortaleza que mora en ti te ofrecerá luz y guiará tu visión para que no habites en las vanas sombras que los ojos del cuerpo te proveen a fin de que te engañes a ti mismo. La fortaleza y la luz se unen en ti, y ahí donde se unen, tu Ser se alza presto a recibirte como Suyo. Tal es el lugar de encuentro que hoy trataremos de hallar para descansar en él, pues la paz de Dios está ahí donde tu Ser, Su Hijo, aguarda ahora para encontrarse Consigo Mismo otra vez y volver a ser uno.

Dediquemos veinte minutos en dos ocasiones hoy a estar presentes en ese encuentro. Déjate conducir ante tu Ser. Su fortaleza será la luz en la que se te concederá el don de la visión. Deja atrás hoy la obscuridad por un rato, y practica ver en la luz, cerrando los ojos del cuerpo y pidiéndole a la verdad que te muestre cómo hallar el lugar de encuentro entre el ser y el Ser, en el que la luz y la fortaleza son una.

Así es como practicaremos mañana y noche. Después de la reflexión de por la mañana, usaremos el día para prepararnos para la de por la noche, cuando nuevamente nos volveremos a reunir en confianza. Repitamos la idea de hoy tan a menudo como sea posible, y reconozcamos que es un preludio a la visión y que se nos está llevando de las tinieblas a la luz donde únicamente pueden percibiese milagros. Leccion 92

Terapia de Perdón y la Mente

El Espiritu Santo en tu mente PDF Imprimir Correo electrónico
Jesús es la manifestación del Espíritu Santo, a Quien él invocó para que descendiese sobre la tierra después de su ascensión al Cielo, es decir, después de haberse identificado completamente con el Cristo, el Hijo de Dios tal como Él lo creó.

Al ser el Espíritu Santo una creación del Único Creador y al crear junto con Él y a Su semejanza o espíritu, es eterno y nunca ha cambiado. Fue "invocado para que descendiese sobre la tierra" en el sentido de que entonces se hizo posible aceptarle y escuchar Su Voz. Su Voz es la Voz de Dios, y, por lo tanto, ha adquirido forma. Dicha forma no es Su realidad, la cual sólo Dios conoce junto con Cristo, Su verdadero Hijo, Quien es parte de Él.

Al Espíritu Santo se le describe a lo largo del curso como Aquel que nos ofrece la respuesta a la separación y nos trae el plan de la Expiación, al asignarnos el papel especial que nos corresponde desempeñar en dicho plan y mostrarnos exactamente en qué consiste.

El ha designado a Jesús como el líder para llevar a cabo Su plan, ya que Jesús fue el primero en desempeñar perfectamente su papel. Se le ha dado pleno poder en el Cielo y en la tierra, y lo compartirá contigo cuando tú hayas desempeñado el tuyo. El principio de la Expiación le fue dado al Espíritu Santo mucho antes de que Jesús lo pusiese en marcha.

Al Espíritu Santo se le describe como el último vínculo de comunicación que queda entre Dios y Sus Hijos separados. A fin de llevar a cabo esta función especial, Él ha asumido una doble función. Goza de conocimiento porque es parte de Dios percibe porque fue enviado para salvar a la humanidad.
Él es el gran principio corrector, el portador de la verdadera percepción, el poder intrínseco de la visión de Cristo. Él es la luz en la que se percibe el mundo perdonado, en el que solamente puede verse la faz de Cristo. Él nunca se olvida del Creador ni de Su Creación. Él nunca se olvida del Hijo de Dios. Él nunca se olvida de ti. Te brinda el Amor de tu Padre en un eterno resplandor que nunca será extinguido porque Dios Mismo lo depositó ahí.

El Espíritu Santo mora en la parte de tu mente que es parte de la Mente de Cristo. Él representa a tu Ser y a tu Creador, Quienes son uno.
Habla por Dios y también por ti, ya que está unido a Ambos. Por consiguiente, Él es la prueba de que Ambos son uno solo.
El Espíritu Santo parece ser una Voz, pues de esa forma es como te comunica la Palabra de Dios.
Parece ser un Guía por tierras lejanas, pues ésa es la clase de ayuda que necesitas. Y parece ser también cualquier cosa que satisfaga las necesidades que creas tener. Pero Él no se engaña cuando te percibes a ti mismo atrapado por necesidades que no tienes. De ellas es de las que quiere liberarse. De ellas es de las que quiere ponerte a salvo.

Tú eres Su manifestación en este mundo. Tu hermano te Su Voz junto con él. Por sí solo no puede invoca para que seas ser el Ayudante del Hijo de Dios, pues por sí solo no tiene ninguna función. Pero unido a ti es el resplandeciente Salvador del mundo, Cuyo papel en la redención de éste tú has completado.

Él te da las gracias a ti y a tu hermano, pues te elevaste con él cuando él empezó a salvar al mundo. Y estarás con él cuando el tiempo haya cesado y ya no quede ni rastro de los sueños de rencor en los que bailabas al compás de la exangüe música de la muerte. Pues en su lugar se oirá el himno a Dios por unos momentos más. Y luego ya no se oirá más la Voz, ya que no volverá a adoptar ninguna forma, sino que retornará a la eterna Amorfia de Dios. 
Fuente Un Curso de Milagros